martes, 10 de agosto de 2010

ExistenZ

La existencia esta condicionada. El hombre cavernario que solo ha visto al mundo de sus hombros para abajo, puede ser libre. Pero sus sentidos, cualidades y status lo condicionan en su actitud evolutiva ante la masa y sus rasgos imperantes en la sociedad. Hoy existe un sistema conservador con todos sus entes acoplados en la artificialidad, desde lo establecido hasta sus futuros, esperados y propiciados “cambios revolucionarios” que originan una ilusión efímera y fácilmente de olvidar.

Todas las tendencias y modas sistematizadas con el tiempo dentro de esta burbuja son premeditadas por la matriz materialista creada desde los comienzos de la era del hombre. Todo, dentro y fuera conforman la conciencia uniforme de nuestro mundo, todo se une en una aparente prolijidad, entremezclando la opulencia con la miseria, pero siempre estando cada quien en sus propias funciones, juntos pero no revueltos.
Desde fuera, en el exterior, hay semillas que son regadas continuamente desde dentro.
Están allí para aparecer en el momento justo y concederle mas poder al poder.

Cada quien tiene un rol que sigue inconcientemente, así crea que esta dentro o fuera de este sistema. Hay un control absoluto y la esperanza que se cultiva con delicadeza es solo una necesidad que se deja tranquilamente florecer, brotando en cuerpos descontentos con un ideal que es ampliamente reconocido y repetitivo.
Todo esta controlado hasta lo que se cree que esta en descontrol, esos brotes de supuesto desprendimiento material es provocado para que en cierto momento se fortalezca la burbuja que hoy en día es impenetrable.

Los sueños simplemente se desvanecen ellos mismos. Décadas, siglos y un poco más es lo que ha pasado para que el hombre le pertenezca a la burbuja. Actualmente no hay nadie distinto, todos estamos clasificados y llevando la vida que nos han asignado.
Cada tribu urbana, moda, brote y revolución son plenamente identificadas porque son los mismos rostros de siempre, las mismas ideas de siempre. Siempre y para siempre la misma cadena de errores que sostienen al sistema.

El hombre cavernario que ha sido apartado y tratado con rostros de suprema indiferencia es diferente en el océano de múltiples seres con innumerables diferencias.
Es diferente por que en su apatía con el sistema no ha demostrado su virtud inmanente para poder distinguirse, agruparse, clasificarse y etiquetarse dentro de la burbuja o quizás fuera de ella. Cuando este hombre sin cualidades y con pensamientos reprimidos empieza andar y mirar, automáticamente es procesado por los demás entes como un loco o vagabundo, o simplemente una persona que debe ser dejada atrás.

Y no tardan en acentuarse los efectos que produce en la sociedad, siendo tratado con suma indulgencia lastimera. Es desechado fácilmente por no pertenecer a ningún tipo de corriente social enmarcada en las leyes de la sociedad. No tiene oportunidad alguna de demostrar sus inquietudes en libertad, ya que para conseguir la ansiada liberación, “ciertas condiciones aplican”. Existe claramente la necesidad de conseguir lo que los demás ostentan de manera impúdica, y eso nos alienta a perseguir lo que no es nuestro, a experimentar instantáneos momentos de existencia justificada y avalada por la burbuja.

La existencia es una rutina, en esta vida jugamos con la mayoría de las atracciones pueriles que ponen a nuestra disposición tales como aventuras, adicciones, romances, azares convenientes en ciertos momentos opacos de la vida; que solo sirven para entretener y despejar la mente de lo que en realidad ocurre.
Con esta suerte de causalidades previstas en el transitar del hombre, la maquinaria se mantiene con un engranaje perfecto donde sus errores son sus más grandes aciertos alimentando el incontestable poderío del sistema.

Hay una gran maquinaria oculta dentro de lo que llamamos ingenuamente “Libertad”.
Lo negativo y positivo esta dispuesto en nuestras vidas para experimentarlo.
Esta obra no es espontánea, ella contiene un guión perfectamente elaborado, ensayamos y volvemos a ensayar para participar con nuestro papel asignado en la gran obra del universo, en la verdad y la mentira, en lo oculto y lo dispuesto.

Queremos ser libres pero todos ¿podemos ser libres? ¿Querer es poder? ¿Mi libertad se consigue al igual que la tuya? No, no es posible, somos seres diferentes y solo uno podrá ser libre porque tu libertad reprimiría a voluntad en muchos sentidos mi libertad comprometiéndola así al abismo del ostracismo humano para jamás poder existir por completo, así y viceversa.

En los casos más extremos desde la opulencia y desde la miseria se dan ejemplos interconectados entre ellos, cada uno desde su circunstancia particular. La libertad no se da a la vez en estos dos campos. La libertad total y sin amarras se origina bajo condiciones que imponen los ya liberados.

Ser libre se ansía pero cuando se cree ser libre ¿Qué es lo que brindamos? ¿Poseemos las verdaderas condiciones para hacer valer nuestra libertad junto con nuestra existencia? La revelación existencial inclusive espiritual venida desde la opulencia siempre pisoteara nuestra libertad.

Y vale decir que una persona con una libertad total, predestinada en los albores de su vida adulta, nace con esas condiciones que lo diferencian física, intelectual y económicamente de los demás miserables idealistas, que consumen sus jóvenes vidas tratando de ignorar estos aborrecibles contrastes.